Recientemente, el pleno del Consejo Regional aprobó unánimemente la actualización de la Estrategia Regional de Desarrollo 2030, una iniciativa trabajada durante casi un año con participación de la comunidad, que se ha definido como un plan integral con una visión de mediano y largo plazo que prioriza las principales necesidades de nuestras provincias y comunas. Sin duda, se trata de un logro que merece ser reconocido y celebrado

Las instituciones de educación superior debemos sentirnos convocadas especialmente por el desafío regional de aumentar la equidad territorial. Esto implica esforzarnos para que nuestra labor formativa beneficie a todos los habitantes, sin importar su edad, lugar de residencia, colegio de origen o contexto socioeconómico

Esto significa que debemos aumentar y mejorar nuestra oferta académica, el acceso a ella y, fundamentalmente, su calidad. Para ello, como se destaca en la nueva Estrategia Regional de Desarrollo, será crucial avanzar en investigación, ciencia, tecnología e innovación, pero también cobertura. Según un informe de la Biblioteca del Congreso Nacional basado en el Censo 2017, nuestra región tiene un número inferior de personas con educación técnica superior o profesional completa en comparación con el promedio nacional, y solo la mitad en el caso de los estudios de postgrado. Nuestra capacidad de mejorar nuestra productividad regional, en pos del crecimiento económico y social, depende en buena medida de mejorar esta estadística

El éxito de esta nueva estrategia dependerá del compromiso de la comunidad y sus instituciones, de su involucramiento, y de que tomemos sus desafíos con responsabilidad y sentido de urgencia