El Sur
-Prensa Papel martes, abril 9, 2024
miércoles, abril 10, 2024 4:00 a. m.
Desafíos y oportunidades del lenguaje inclusivo
El uso del lenguaje inclusivo, también conocido como no sexista, sigue siendo un tema de debate y reflexión. ¿Es una herramienta para combatir la desigualdad social o representa una amenaza para la fluidez natural del español? Este tema, en constante evolución, nos invita a todos a reflexionar sobre nuestras posturas al respecto.
Por un lado, la Real Academia Española (RAE) y sus partidarios, argumentan que el uso del masculino genérico en español no implica discriminación sexista. Por otra parte, esta idea enfrenta una fuerte oposición en la sociedad, así como entre grupos que abogan por un lenguaje más inclusivo, considerándolo una forma de reconocimiento hacia las mujeres y géneros disidentes que se sienten excluidos del estilo genérico.
Investigaciones recientes sugieren que el sistema gramatical del español presenta un sesgo inicial que oculta la diversidad sexual y de géneros. Este se manifiesta cuando el género no marcado se expresa a través del masculino (o), mientras que el femenino (a) se emplea para especificarlo. Esta asignación del masculino genérico, especialmente en sustantivos que se refieren a personas, ha generado controversia debido a la asociación del género con lo biológico.
La resistencia por adoptar un "lenguaje inclusivo" se basa en que pueda afectar la fluidez y naturalidad del uso tradicional de éste. Los críticos argumentan que se trata de imposición artificial, una moda política, que dificulta la comunicación y limita la libertad lingüística. Sin embargo, es fundamental reconocer que el idioma evoluciona junto con la sociedad y sus valores. Negar la posibilidad de adaptarlo para reflejar una mayor igualdad y diversidad es mantenerse anclado en estructuras lingüísticas que pueden perpetuar la invisibilidad de grupos que han sido históricamente marginados en el discurso público.
El impacto de las actitudes lingüísticas en la estructura de la lengua se verá con el tiempo. Mientras tanto, es esencial ser conscientes y respetuosos de la diversidad, analizando con amplitud de miras estas estrategias para la inclusión. El lenguaje no sexista representa un desafío, pero también abre oportunidades para aquellos que buscan enriquecer el idioma y promover una sociedad más inclusiva.
Carla Vergara, UDLA Sede Concepción
Por un lado, la Real Academia Española (RAE) y sus partidarios, argumentan que el uso del masculino genérico en español no implica discriminación sexista. Por otra parte, esta idea enfrenta una fuerte oposición en la sociedad, así como entre grupos que abogan por un lenguaje más inclusivo, considerándolo una forma de reconocimiento hacia las mujeres y géneros disidentes que se sienten excluidos del estilo genérico.
Investigaciones recientes sugieren que el sistema gramatical del español presenta un sesgo inicial que oculta la diversidad sexual y de géneros. Este se manifiesta cuando el género no marcado se expresa a través del masculino (o), mientras que el femenino (a) se emplea para especificarlo. Esta asignación del masculino genérico, especialmente en sustantivos que se refieren a personas, ha generado controversia debido a la asociación del género con lo biológico.
La resistencia por adoptar un "lenguaje inclusivo" se basa en que pueda afectar la fluidez y naturalidad del uso tradicional de éste. Los críticos argumentan que se trata de imposición artificial, una moda política, que dificulta la comunicación y limita la libertad lingüística. Sin embargo, es fundamental reconocer que el idioma evoluciona junto con la sociedad y sus valores. Negar la posibilidad de adaptarlo para reflejar una mayor igualdad y diversidad es mantenerse anclado en estructuras lingüísticas que pueden perpetuar la invisibilidad de grupos que han sido históricamente marginados en el discurso público.
El impacto de las actitudes lingüísticas en la estructura de la lengua se verá con el tiempo. Mientras tanto, es esencial ser conscientes y respetuosos de la diversidad, analizando con amplitud de miras estas estrategias para la inclusión. El lenguaje no sexista representa un desafío, pero también abre oportunidades para aquellos que buscan enriquecer el idioma y promover una sociedad más inclusiva.
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