SEÑOR DIRECTOR:
Como venezolanos hemos encontrado en Chile un segundo hogar. Y desde que emigramos a esta tierra de bellos atardeceres, el 18 de septiembre ha adquirido un nuevo y profundo significado para nosotros. Las Fiestas Patrias chilenas no son solo una ocasión de celebración, sino una oportunidad para conectarnos con la vibrante cultura chilena y con cada persona que, llegada esta fecha, “se endieciocha”. El país entero se transforma: resuena con la energía de una cueca bien zapateada, el sabor inigualable de una empanada de pino, y el picante del merkén que aviva los sentidos.
Este fervor patriótico resuena con una necesidad compartida por muchos venezolanos, con la que estamos al debe: la de exaltar el amor por la patria, la unidad y los valores republicanos. Valores que en Chile percibimos como sólidos, sostenidos por el respeto a las instituciones y una identidad nacional profundamente arraigada. En las fondas y festividades, la ciudadanía se congrega para honrar su historia, transmitiendo a las nuevas generaciones el esfuerzo que ha sido necesario para construir un país unido y que avanza.
Los hijos de mis connacionales, los nuevos chilenos, crecen aprendiendo a zapatear al ritmo de la cueca, sintiendo el orgullo de las tradiciones del país que los ha acogido y al cual devolverán su cariño y compromiso. Verlos participar en estas costumbres es un recordatorio del lazo profundo que hemos establecido con esta tierra generosa que nos ha recibido con los brazos abiertos.
Por todo lo que Chile irradia en sus Fiestas Patrias, por todo lo que nos ha enseñado, levantamos la copa: brindo por la unidad, por los lazos compartidos, y por los chilenos y chilenas que nos han abierto su corazón. Brindo por su bandera, que ondea en la montaña; el venezolano la extraña, pero aquí su amor prospera. Brindo por la cueca hermosa, que con fuerza se zapatea, por la empanada sabrosa, y por el corazón chileno que sea.
¡Viva mi Chile, porque también es mi país!
Guarequena Gutiérrez Silva
Académica de la Universidad del AlbaVenezolana