Desde que Marichu Treviño asumió hace dos años la responsabilidad de liderar el área de Personas y Cultura en la Fundación Miradas Compartidas, ha impulsado una serie de transformaciones que no sólo han mejorado el clima laboral, sino que han alineado profundamente la cultura organizacional con el propósito de la fundación. Este esfuerzo ha sido clave para que la organización figure, por segundo año consecutivo, en el prestigioso listado de empresas felices, Building Happiness de Buk.

Marichu destaca que el cambio comenzó cuando decidieron formalizar y estructurar muchas de las acciones que ya se realizaban de manera natural, pero de forma improvisada. “Ponerle nombre a esas iniciativas, plasmarlas en un papel y compartirlas con el equipo ha sido fundamental para construir una cultura de confianza recíproca y compromiso”, señala. La implementación de beneficios concretos que equilibran la vida laboral con la personal, otorgando libertad y flexibilidad, ha sido un pilar en este proceso.

El desarrollo de una cultura de feedback robusta, donde cada voz es escuchada, y la integración de tecnologías avanzadas han permitido que el equipo trabaje de manera eficiente y tenga oportunidades continuas de aprendizaje y crecimiento. Además, la creación de un Plan de Reconocimiento, alineado con los valores de la fundación, ha sido esencial para premiar y valorar públicamente a aquellos que destacan por su desempeño, apoyando su desarrollo profesional y personal.

Marichu subraya que la vocación compartida por todos en la fundación, el sentido profundo que cada uno encuentra en su trabajo, y la conexión entre el propósito organizacional y las aspiraciones personales de cada miembro del equipo han sido determinantes para construir un lugar de trabajo donde reina la felicidad. “Nos sentimos orgullosos de pertenecer a Miradas Compartidas, de ser parte de algo más grande, y eso se refleja en nuestra pasión y en el empuje de ir siempre por más”, explica.

Los líderes dentro de la fundación han jugado un rol crucial en este proceso, actuando como el núcleo que mantiene cohesionado al equipo, alineado con los valores de la organización, y comprometido con la creación de un ambiente de trabajo sostenible y feliz.

La importancia que Miradas Compartidas otorga a la felicidad de sus colaboradores va más allá de los resultados de negocio. Marichu enfatiza que un equipo feliz no sólo es más productivo y comprometido, sino que también tiene un impacto positivo en el núcleo familiar y en la sociedad en general. “Nuestro objetivo no es sólo lograr buenos resultados, sino también contribuir a una sociedad mejor, y eso comienza con personas felices en el trabajo”, afirma.

Este enfoque en el bienestar ha resonado positivamente con los stakeholders de la fundación, quienes perciben y valoran el clima laboral excepcional. “Nuestros stakeholders nos admiran por la buena onda, la acogida y la excelencia en nuestro trabajo, y eso se refleja en la confianza y en las relaciones que hemos construido con ellos y que se ha mantenido por años”, comenta.

De cara al 2025, la Fundación Miradas Compartidas enfrenta nuevos desafíos en términos de bienestar laboral. Entre ellos, fortalecer el liderazgo, desarrollar carreras y retener talento, avanzar en temas de sostenibilidad, y mejorar la transformación digital en procesos claves. “Nos gusta soñar en grande, y ese es nuestro valor agregado. Seguiremos a la vanguardia, mejorando lo que ya hemos construido, siempre buscando más y marcando la diferencia”, concluye Marichu Treviño.

“En miradas compartidas queremos que las personas con discapacidad sean más felices”

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