El Mercurio
-Prensa Papel domingo, mayo 12, 2024
domingo, mayo 12, 2024 2:46 a. m.
Lo dice la ciencia: La llegada de un hijo es capaz de modificar el cerebro de las mujeres
Se ha comprobado que las conexiones neuronales se transforman y que incluso algunas zonas del órgano reducen su tamaño para aumentar el apego. Por otro lado, el incremento de ciertas hormonas transforma estructuras como el hipocampo, lo que impulsa sentimientos de bienestar y motivación.
Durante y después del embarazo
El embarazo produce efectos físicos y fisiológicos sobre el cuerpo de la mujer que incluso llegan a generar profundos cambios en su cerebro. Esto es lo que científicos han ido descubriendo recientemente por medio de múltiples estudios.
“Esto tiene mucho que ver con lo que coloquialmente llamamos el baby brain (cerebro de bebé) y que es una percepción de cambios funcionales que las mujeres sienten, con la cual manifiestan estar más olvidadizas o más distraídas, por ejemplo”, comenta Patricio Sandoval, neurólogo de la UC Christus.
“Y lo que han visto las nuevas investigaciones es que hay ciertas zonas del cerebro que se reducen, incluso se adelgaza la corteza cerebral, para crear nuevas conexiones neuronales que fortalezcan la capacidad del órgano para enfocarse en funciones específicas, como el apego con la guagua”, explica.
La comunidad científica ha dicho que este proceso es como una “poda neuronal”. Sandoval explica: “Con el aumento de los niveles de hormonas de entre quince y cuarenta veces, el cerebro empieza una especie de cambios en las conexiones neuronales para generar circuitos cerebrales más eficientes”.
En relación con el tema de las hormonas, un estudio publicado en Nature reveló que el incremento de los estrógenos en el embarazo puede dar lugar a cambios que mejoran la capacidad del cerebro para aprender y tomar decisiones. Este trabajo también mostró que esas transformaciones son capaces de producir un efecto positivo en el ánimo y el bienestar.
“Creemos que estas modificaciones tienen que ver, principalmente, con mejorar aspectos como el apego y la relación de empatía entre la madre y la cría, es decir, que son cambios que probablemente ocurren para ayudar a que estos procesos se desarrollen mejor”, comenta David Huepe, director del Centro de Neurociencia Social y Cognitiva de la Universidad Adolfo Ibáñez.
Huepe añade que la ciencia también ha confirmado cambios en relación con la oxitocina, una hormona que aumenta su liberación durante y después del embarazo.
“Se ha visto que esto produce cambios en el hipocampo, una estructura que tiene que ver con la memoria y los recuerdos, y que esto haría que se produzca una memoria selectiva para recordar eventos y sensaciones positivas del embarazo”, explica Huepe.
Además, agrega, la oxitocina “activa la respuestas que tienen que ver con el sistema de recompensa y se cree que esto es para generar un estado de mayor bienestar, es decir, que hay una serie de eventos puramente biológicos que tendrían como fin ayudar a que la experiencia de ser madre sea más positiva”.
Varios análisis científicos han concluido además que estos cambios relacionados con el sistema de recompensa hacen que las mujeres se sientan muy motivadas a responder al llamado de sus guaguas y que sientan felicidad cuando estas sonríen.
Por otro lado, al menos dos investigaciones han observado aumento de la actividad del precúneo (la zona media de la corteza parietal superior), señalan los expertos. Según explican, esto ayudaría a la madre a enfocarse mejor en el desarrollo del recién nacido.
Tomás Labbé, neurocientífico y académico de la Universidad Bernardo O´Higgins (UBO), aclara que si bien la evidencia científica ha demostrado estas transformaciones, “no podemos decir que estos cambios describen exactamente lo que ocurre a todas las mujeres”.
Labbé explica: “Hay mujeres que tienen relación de apego más inmediata y otras a las que les cuesta mucho más. No todas van a responder con las mismas adaptaciones. Pero a grandes rasgos, uno sí interpreta los estudios como que estos cambios ayudan a mejorar funciones cognitivas y conductuales en el embarazo y la crianza”.
Los entrevistados comentan que muchos de los cambios observados son transitorios, por lo que el cerebro vuelve a su tamaño y funcionalidad regular después del parto. Sin embargo, señalan, se ha visto que varias transformaciones pueden perdurar incluso seis años después del embarazo. Este tema aún requiere de más estudios, puntualizan.
JANINA MARCANO
Durante y después del embarazo
El embarazo produce efectos físicos y fisiológicos sobre el cuerpo de la mujer que incluso llegan a generar profundos cambios en su cerebro. Esto es lo que científicos han ido descubriendo recientemente por medio de múltiples estudios.
“Esto tiene mucho que ver con lo que coloquialmente llamamos el baby brain (cerebro de bebé) y que es una percepción de cambios funcionales que las mujeres sienten, con la cual manifiestan estar más olvidadizas o más distraídas, por ejemplo”, comenta Patricio Sandoval, neurólogo de la UC Christus.
“Y lo que han visto las nuevas investigaciones es que hay ciertas zonas del cerebro que se reducen, incluso se adelgaza la corteza cerebral, para crear nuevas conexiones neuronales que fortalezcan la capacidad del órgano para enfocarse en funciones específicas, como el apego con la guagua”, explica.
La comunidad científica ha dicho que este proceso es como una “poda neuronal”. Sandoval explica: “Con el aumento de los niveles de hormonas de entre quince y cuarenta veces, el cerebro empieza una especie de cambios en las conexiones neuronales para generar circuitos cerebrales más eficientes”.
En relación con el tema de las hormonas, un estudio publicado en Nature reveló que el incremento de los estrógenos en el embarazo puede dar lugar a cambios que mejoran la capacidad del cerebro para aprender y tomar decisiones. Este trabajo también mostró que esas transformaciones son capaces de producir un efecto positivo en el ánimo y el bienestar.
“Creemos que estas modificaciones tienen que ver, principalmente, con mejorar aspectos como el apego y la relación de empatía entre la madre y la cría, es decir, que son cambios que probablemente ocurren para ayudar a que estos procesos se desarrollen mejor”, comenta David Huepe, director del Centro de Neurociencia Social y Cognitiva de la Universidad Adolfo Ibáñez.
Huepe añade que la ciencia también ha confirmado cambios en relación con la oxitocina, una hormona que aumenta su liberación durante y después del embarazo.
“Se ha visto que esto produce cambios en el hipocampo, una estructura que tiene que ver con la memoria y los recuerdos, y que esto haría que se produzca una memoria selectiva para recordar eventos y sensaciones positivas del embarazo”, explica Huepe.
Además, agrega, la oxitocina “activa la respuestas que tienen que ver con el sistema de recompensa y se cree que esto es para generar un estado de mayor bienestar, es decir, que hay una serie de eventos puramente biológicos que tendrían como fin ayudar a que la experiencia de ser madre sea más positiva”.
Varios análisis científicos han concluido además que estos cambios relacionados con el sistema de recompensa hacen que las mujeres se sientan muy motivadas a responder al llamado de sus guaguas y que sientan felicidad cuando estas sonríen.
Por otro lado, al menos dos investigaciones han observado aumento de la actividad del precúneo (la zona media de la corteza parietal superior), señalan los expertos. Según explican, esto ayudaría a la madre a enfocarse mejor en el desarrollo del recién nacido.
Tomás Labbé, neurocientífico y académico de la Universidad Bernardo O´Higgins (UBO), aclara que si bien la evidencia científica ha demostrado estas transformaciones, “no podemos decir que estos cambios describen exactamente lo que ocurre a todas las mujeres”.
Labbé explica: “Hay mujeres que tienen relación de apego más inmediata y otras a las que les cuesta mucho más. No todas van a responder con las mismas adaptaciones. Pero a grandes rasgos, uno sí interpreta los estudios como que estos cambios ayudan a mejorar funciones cognitivas y conductuales en el embarazo y la crianza”.
Los entrevistados comentan que muchos de los cambios observados son transitorios, por lo que el cerebro vuelve a su tamaño y funcionalidad regular después del parto. Sin embargo, señalan, se ha visto que varias transformaciones pueden perdurar incluso seis años después del embarazo. Este tema aún requiere de más estudios, puntualizan.
JANINA MARCANO
El Mercurio
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