● El Festival Internacional de Cine de Valdivia, desde su inicio en 1994, se ha posicionado como un referente cultural internacional, siendo el lugar en donde iniciaron sus carreras Maite Alberdi, Pablo Larraín, Sebastián Lelio, Matías Bize y Dominga Sotomayor, entre muchos otros.

Directores como Lucrecia Martel, Apichatpong Weerasethakul, actores como Gael García Bernal, y filmes premiados a nivel mundial han pasado por él.

Sin embargo y pese a su importancia, cada año enfrenta el desafío de asegurar su funcionamiento por medio de la postulación a fondos públicos, con la incertidumbre constante sobre su futuro.

De hecho, el año pasado, a último minuto se redujeron los aportes por el escándalo del "Caso Convenios", obligando a los organizadores a buscar soluciones de emergencia.

¿No bastan 30 años de historia para asegurar un aporte permanente?

La paradoja es clara: mientras en otros países festivales con trayectoria similar cuentan con financiamiento asegurado, Valdivia debe recurrir cada año a concursos y fondos que no garantizan estabilidad.

El aporte permanente no es un capricho, es una deuda del Estado con el desarrollo cultural, la región y las audiencias que han acompañado cada edición, soñando con Valdivia como ciudad cultural de Chile.