
Directores escolares millennials : ¿qué los caracteriza y cuáles son sus desafíos?
Lideran con tecnología, inclusión y enfoque colaborativo, pero enfrentan retos como la burocracia, la resistencia al cambio y la pérdida de reconocimiento de la autoridad educativa.
En Chile, hay 2.154 líderes de escuelas que son parte de esta generación
En Chile, 2.154 directores escolares pertenecen a la generación millennial (quienes hoy tienen entre 29 y 44 años), de los cuales 700 son hombres y 1.454 mujeres. Un grupo que representa el 23% de los 9.326 líderes de escuelas que hay en el país.
Los datos fueron obtenidos de un reporte del Centro de Liderazgo UDD que incluye datos oficiales de 2024. Pero más allá de las cifras, ¿qué caracteriza a esta generación y cuáles son los desafíos que enfrentan?
Según directores que son parte de este grupo y especialistas en liderazgo directivo, se trata de una nueva camada de líderes que trae consigo una visión que conjuga tecnología, inclusión y gestión colaborativa, pero que también enfrenta retos complejos, como la falta de reconocimiento a la autoridad escolar y la resistencia al cambio.
Para Carolina Quintas (37), directora del Colegio Bicentenario Aprender (La Pintana), el liderazgo de su generación se define por su capacidad de adaptación y considera que “es especialmente importante la capacidad de trabajar en equipo para resolver las dificultades y mantenerse en continua autoevaluación”. A su vez, piensa que “hoy la autoridad se gana y se debe legitimar”, afirma, lo que es especialmente desafiante en medio de la crisis de autoridad en los colegios.
Francisco Manqui (38), director del Liceo Bicentenario People Help People (Pilmaiquén), de la red SNA Educa, complementa esa perspectiva. Además de destacar la apertura al cambio, el uso estratégico de la tecnología y una visión de liderazgo más horizontal de su cohorte, otro sello sería “no tener miedo a hacer las cosas de forma distinta”.
En el libro “¿Qué sabemos del liderazgo educativo en Chile hoy?”, publicado recientemente por la Fundación Santillana, Sergio Galdames y Natalia Ferrada, ambos académicos de la U. de Santiago, analizan las características de las generaciones X (Gen X) e Y (Millennial). Sobre esta última, Galdames explica que “esta generación tiende a favorecer estilos de liderazgo más participativos, menos jerárquicos”, mientras que Ferrada suma que “su formación y trayectoria han estado marcadas por contextos de alta incertidumbre y cambio en el país, por lo que son más adaptables a la diversidad de culturas escolares y tienen una reflexión más crítica sobre el rol del liderazgo en contextos desafiantes”.
Cambios y burocracia
Sobre los retos que enfrentan, para Maximiliano Ortúzar, director del Colegios Cree (Cerro Navia), uno de ellos es la deserción docente, que tiene características nuevas: “Hemos tenido casos de profesores que renuncian porque la micro que necesitaban para llegar al lugar de trabajo pasaba demasiado temprano. Incluso, una vez renunció una profesora nueva porque sentía que ‘unas colegas la miraban feo'. En el fondo, lo que antes se consideraba parte del esfuerzo profesional hoy puede ser percibido como un motivo legítimo de insatisfacción o salida”, comenta.
Mientras que Quintas considera que un desafío es “lograr adaptar nuestro liderazgo a las visiones y particularidades de los nuevos profesionales con quienes debemos formar equipo y validar nuestro liderazgo, sumado a la vertiginosa rapidez con la que avanza la tecnología, que nos desafía a potenciar nuestra capacidad adaptativa”.
Manqui también apunta a la burocracia: “Se nos exige avanzar en resultados, innovación, convivencia, inclusión y un largo etc., pero muchas veces debemos hacerlo dentro de estructuras tradicionales que aún persisten: normativas rígidas, exigencias burocráticas excesivas y un sistema que, en ocasiones, no mide ni valora lo que realmente importa”.
“Hoy enfrentamos a una generación de padres que han perdido considerablemente la valorización de la profesión docente y de la escuela, lo que se traduce en constantes desafíos de apoderados hacia las decisiones pedagógicas y formativas que toman los colegios y profesores”, agrega Ortúzar.
Aprender del otro
Este grupo de jóvenes líderes también valora los aprendizajes que generaciones anteriores les han transmitido. “He aprendido la importancia de la estructura, la disciplina y la firmeza en la persecución de metas. Mantener un enfoque claro en los resultados y no confundir esfuerzos con resultados ha sido una lección invaluable”, destaca Ortúzar. “Son los detalles en el hacer del día a día que marcan la diferencia dentro de la comunidad. Eso me lo han transmitido grandes directores”, dice Cristóbal Edwards (35), director del Colegio Padre José Kentenich (Puente Alto).
En cuanto a las competencias que deben desarrollar para enfrentar los actuales desafíos educativos, Soledad Ortúzar, directora del Centro de Liderazgo Educativo UDD, señala que “es crucial el manejo y uso estratégico de datos. Los directores deben saber diagnosticar, monitorear y evaluar procesos, recopilando información específica sobre los estudiantes, sus necesidades y su progreso, y usarlos para tomar decisiones”. A esto suma que pongan foco en el desarrollo profesional docente, “entregándoles herramientas, acompañamiento y oportunidades para desarrollar competencias en diversidad, uso de tecnologías educativas y gestión del bienestar”.
María Florencia Polanco
En Chile, hay 2.154 líderes de escuelas que son parte de esta generación
En Chile, 2.154 directores escolares pertenecen a la generación millennial (quienes hoy tienen entre 29 y 44 años), de los cuales 700 son hombres y 1.454 mujeres. Un grupo que representa el 23% de los 9.326 líderes de escuelas que hay en el país.
Los datos fueron obtenidos de un reporte del Centro de Liderazgo UDD que incluye datos oficiales de 2024. Pero más allá de las cifras, ¿qué caracteriza a esta generación y cuáles son los desafíos que enfrentan?
Según directores que son parte de este grupo y especialistas en liderazgo directivo, se trata de una nueva camada de líderes que trae consigo una visión que conjuga tecnología, inclusión y gestión colaborativa, pero que también enfrenta retos complejos, como la falta de reconocimiento a la autoridad escolar y la resistencia al cambio.
Para Carolina Quintas (37), directora del Colegio Bicentenario Aprender (La Pintana), el liderazgo de su generación se define por su capacidad de adaptación y considera que “es especialmente importante la capacidad de trabajar en equipo para resolver las dificultades y mantenerse en continua autoevaluación”. A su vez, piensa que “hoy la autoridad se gana y se debe legitimar”, afirma, lo que es especialmente desafiante en medio de la crisis de autoridad en los colegios.
Francisco Manqui (38), director del Liceo Bicentenario People Help People (Pilmaiquén), de la red SNA Educa, complementa esa perspectiva. Además de destacar la apertura al cambio, el uso estratégico de la tecnología y una visión de liderazgo más horizontal de su cohorte, otro sello sería “no tener miedo a hacer las cosas de forma distinta”.
En el libro “¿Qué sabemos del liderazgo educativo en Chile hoy?”, publicado recientemente por la Fundación Santillana, Sergio Galdames y Natalia Ferrada, ambos académicos de la U. de Santiago, analizan las características de las generaciones X (Gen X) e Y (Millennial). Sobre esta última, Galdames explica que “esta generación tiende a favorecer estilos de liderazgo más participativos, menos jerárquicos”, mientras que Ferrada suma que “su formación y trayectoria han estado marcadas por contextos de alta incertidumbre y cambio en el país, por lo que son más adaptables a la diversidad de culturas escolares y tienen una reflexión más crítica sobre el rol del liderazgo en contextos desafiantes”.
Cambios y burocracia
Sobre los retos que enfrentan, para Maximiliano Ortúzar, director del Colegios Cree (Cerro Navia), uno de ellos es la deserción docente, que tiene características nuevas: “Hemos tenido casos de profesores que renuncian porque la micro que necesitaban para llegar al lugar de trabajo pasaba demasiado temprano. Incluso, una vez renunció una profesora nueva porque sentía que ‘unas colegas la miraban feo'. En el fondo, lo que antes se consideraba parte del esfuerzo profesional hoy puede ser percibido como un motivo legítimo de insatisfacción o salida”, comenta.
Mientras que Quintas considera que un desafío es “lograr adaptar nuestro liderazgo a las visiones y particularidades de los nuevos profesionales con quienes debemos formar equipo y validar nuestro liderazgo, sumado a la vertiginosa rapidez con la que avanza la tecnología, que nos desafía a potenciar nuestra capacidad adaptativa”.
Manqui también apunta a la burocracia: “Se nos exige avanzar en resultados, innovación, convivencia, inclusión y un largo etc., pero muchas veces debemos hacerlo dentro de estructuras tradicionales que aún persisten: normativas rígidas, exigencias burocráticas excesivas y un sistema que, en ocasiones, no mide ni valora lo que realmente importa”.
“Hoy enfrentamos a una generación de padres que han perdido considerablemente la valorización de la profesión docente y de la escuela, lo que se traduce en constantes desafíos de apoderados hacia las decisiones pedagógicas y formativas que toman los colegios y profesores”, agrega Ortúzar.
Aprender del otro
Este grupo de jóvenes líderes también valora los aprendizajes que generaciones anteriores les han transmitido. “He aprendido la importancia de la estructura, la disciplina y la firmeza en la persecución de metas. Mantener un enfoque claro en los resultados y no confundir esfuerzos con resultados ha sido una lección invaluable”, destaca Ortúzar. “Son los detalles en el hacer del día a día que marcan la diferencia dentro de la comunidad. Eso me lo han transmitido grandes directores”, dice Cristóbal Edwards (35), director del Colegio Padre José Kentenich (Puente Alto).
En cuanto a las competencias que deben desarrollar para enfrentar los actuales desafíos educativos, Soledad Ortúzar, directora del Centro de Liderazgo Educativo UDD, señala que “es crucial el manejo y uso estratégico de datos. Los directores deben saber diagnosticar, monitorear y evaluar procesos, recopilando información específica sobre los estudiantes, sus necesidades y su progreso, y usarlos para tomar decisiones”. A esto suma que pongan foco en el desarrollo profesional docente, “entregándoles herramientas, acompañamiento y oportunidades para desarrollar competencias en diversidad, uso de tecnologías educativas y gestión del bienestar”.
María Florencia Polanco
Autor(es):
MARÍA FLORENCIA POLANCO

Página:
20

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