
Ropero Paula, la influencer más buscada por las marcas: “Las ventas son algo que me mueve demasiado”
No tiene manager, le gusta negociar sola y no firma ninguna cláusula de exclusividad
Lleva más de cien campañas en lo que va del año. Acaba de sacar una colección de ropa con Falabella y otra de bikinis con su hermana Sofía para la marca Jose Herrera.
Aunque quizás usted no la conozca, tiene que saber que Paula Fernández, alias Ropero Paula, es la más top entre las influencers chilenas en la categoría de ventas. En las últimas semanas sacó una colección de ropa para Falabella -que abrió con filas dignas de un concierto de K-Pop- y una línea de bikinis “Sis” en conjunto con su hermana para Jose Herrera, y ya está todo casi agotado. Nada de mal para una influencer que hasta el día de hoy comparte diferentes datos, precios y descuentos.
“A nivel de industria es la número uno en ventas, la que genera más tráfico. Tiene una excelente capitalización de su audiencia. Colegas me han dicho que ella agota productos, tiene una performance muy positiva. El año pasado tú salías por la calle y todas estaban vestidas como ella; construyó una tendencia respecto a cómo se viste, cómo usar cosas”, explica Carlos Arratia, experto en marketing.
Benjamín Schipper, quien dirige el área de influencers de MG Consulting, explica que tiene un posicionamiento eficaz en “marcas que buscan resultados tangibles en ventas y fidelización de clientes”.
Mientras que David Caro, director ejecutivo de Adinfluence, dice que tienen un software para ver la efectividad de cada influencer. “Y en lo que es moda y ropa, no hay nadie que esté cerca de la Ropero Paula. O sea, para que te hagas una idea, la que vendría estando más cerca, pero que un perfil un poco más transversal, vendría siendo la Rosario Bravo”.
La historia de Paula
Paula Fernández dice que lleva las ventas en la sangre. Su abuelo, alguna vez, compró los saldos de una zapatería que se había quemado; eran sólo zapatos izquierdos, pero él logró arreglarlos y luego los vendió mucho más caros. Cuando ella iba al colegio, vendía koyaks y dulces en clases, y si fue alguna vez a Miami de vacaciones, no fue sólo a relajarse, sino que también a matutear. “Era mirar y calcular a cuánto podría vender algo. Si compraba un pack, veía cada venta por separado y cuánto le podía sacar”. Incluso el martes pasado, durante el lanzamiento de su línea de bikinis, dice que se la pasó atendiendo la tienda.
Para ella una campaña exitosa es en la que la marca vendió todo, no en la que más le han pagado. “Negocio muy bien lo que vamos a entregar. Si me dicen ‘Paula, te vamos a pagar 20 millones para que promociones este perfume’, yo digo, ya pero, ¿cuál es la gracia? ¿Vamos a dar un premio? ¿Hay un código bueno de descuento? Recién me dieron un código de descuento con una marca, al principio no tenía sentido: el mínimo de compra era demasiado alto y, aunque regalaban productos, no compró casi nadie. Entonces les dije: ‘Oye, esto no funciona, bajemos el piso del código y metamos más cosas que valgan la pena’. Al final aceptaron y llegamos a un acuerdo. Mucha gente cree que simplemente me pagan y yo lo publico, pero detrás hay un montón de negociaciones”.
Negocia bien entonces.
“Soy súper cuidadosa. Yo estudié Derecho, así que cualquier cosa que firme me preocupa que esté clara y que no haya nada confuso. Negocio primero el tipo de marca y el contenido que quiero hacer: por plata no promociono algo que no encaje conmigo. Y me importan mucho las cláusulas, porque yo no cierro exclusividad, ya que eso me limitaría un montón. Como mi Instagram es de datos, necesito poder mostrar diferentes cosas sin atarme”.
¿Has perdido campañas por no querer exclusividad?
“Sí, millones. Me han ofrecido duplicar el pago, muchas lucas, pero no. Hoy en día no tengo mi casa propia, no tengo hijos, no tengo cuentas que pagar, por ende las lucas no son algo que me mueva tanto”.
Usted además no tiene manager ni nadie que le vea las campañas, ¿por qué?
“Nunca he tenido experiencia con managers, pero siento que se pierde un poco el trato personal que uno tiene con las marcas. Todavía no necesito a alguien que me abra puertas, por ende tener un manager sólo sería para negociar y he visto que igual es un poco engorroso el tema de tratar con terceras personas y además está el tema de que le tendría que pagar un porcentaje. Creo que me gusta mi pago completito. Probablemente un manager me negociaría mucho mejor, pero creo que los valores que tengo están bien y no me sentiría cómoda cobrando más”.
Su look, su pelo, su piel encarna un arquetipo muy particular, ¿no?
“Creo que tengo cosas que me hacen muy caricaturesca y puedo exagerarlo entre comillas, pero me gusta también, porque he escuchado como ‘ay, esa chaqueta es muy Ropero Paula’, y me encanta porque al final logré tener una marca, un sello y que alguien vea una prenda o un maquillaje y digan que es muy yo”.
¿Podría vender arena en el desierto?
“No lo sé. Sería un desafío, pero me encantaría porque te juro que me encantan las ventas. Por mí estaría en una tienda, las ventas son algo que me mueve demasiado”.
“Construyó una tendencia respecto a cómo se viste”, resaltan de Paula Fernández.
Lleva más de cien campañas en lo que va del año. Acaba de sacar una colección de ropa con Falabella y otra de bikinis con su hermana Sofía para la marca Jose Herrera.
Aunque quizás usted no la conozca, tiene que saber que Paula Fernández, alias Ropero Paula, es la más top entre las influencers chilenas en la categoría de ventas. En las últimas semanas sacó una colección de ropa para Falabella -que abrió con filas dignas de un concierto de K-Pop- y una línea de bikinis “Sis” en conjunto con su hermana para Jose Herrera, y ya está todo casi agotado. Nada de mal para una influencer que hasta el día de hoy comparte diferentes datos, precios y descuentos.
“A nivel de industria es la número uno en ventas, la que genera más tráfico. Tiene una excelente capitalización de su audiencia. Colegas me han dicho que ella agota productos, tiene una performance muy positiva. El año pasado tú salías por la calle y todas estaban vestidas como ella; construyó una tendencia respecto a cómo se viste, cómo usar cosas”, explica Carlos Arratia, experto en marketing.
Benjamín Schipper, quien dirige el área de influencers de MG Consulting, explica que tiene un posicionamiento eficaz en “marcas que buscan resultados tangibles en ventas y fidelización de clientes”.
Mientras que David Caro, director ejecutivo de Adinfluence, dice que tienen un software para ver la efectividad de cada influencer. “Y en lo que es moda y ropa, no hay nadie que esté cerca de la Ropero Paula. O sea, para que te hagas una idea, la que vendría estando más cerca, pero que un perfil un poco más transversal, vendría siendo la Rosario Bravo”.
La historia de Paula
Paula Fernández dice que lleva las ventas en la sangre. Su abuelo, alguna vez, compró los saldos de una zapatería que se había quemado; eran sólo zapatos izquierdos, pero él logró arreglarlos y luego los vendió mucho más caros. Cuando ella iba al colegio, vendía koyaks y dulces en clases, y si fue alguna vez a Miami de vacaciones, no fue sólo a relajarse, sino que también a matutear. “Era mirar y calcular a cuánto podría vender algo. Si compraba un pack, veía cada venta por separado y cuánto le podía sacar”. Incluso el martes pasado, durante el lanzamiento de su línea de bikinis, dice que se la pasó atendiendo la tienda.
Para ella una campaña exitosa es en la que la marca vendió todo, no en la que más le han pagado. “Negocio muy bien lo que vamos a entregar. Si me dicen ‘Paula, te vamos a pagar 20 millones para que promociones este perfume’, yo digo, ya pero, ¿cuál es la gracia? ¿Vamos a dar un premio? ¿Hay un código bueno de descuento? Recién me dieron un código de descuento con una marca, al principio no tenía sentido: el mínimo de compra era demasiado alto y, aunque regalaban productos, no compró casi nadie. Entonces les dije: ‘Oye, esto no funciona, bajemos el piso del código y metamos más cosas que valgan la pena’. Al final aceptaron y llegamos a un acuerdo. Mucha gente cree que simplemente me pagan y yo lo publico, pero detrás hay un montón de negociaciones”.
Negocia bien entonces.
“Soy súper cuidadosa. Yo estudié Derecho, así que cualquier cosa que firme me preocupa que esté clara y que no haya nada confuso. Negocio primero el tipo de marca y el contenido que quiero hacer: por plata no promociono algo que no encaje conmigo. Y me importan mucho las cláusulas, porque yo no cierro exclusividad, ya que eso me limitaría un montón. Como mi Instagram es de datos, necesito poder mostrar diferentes cosas sin atarme”.
¿Has perdido campañas por no querer exclusividad?
“Sí, millones. Me han ofrecido duplicar el pago, muchas lucas, pero no. Hoy en día no tengo mi casa propia, no tengo hijos, no tengo cuentas que pagar, por ende las lucas no son algo que me mueva tanto”.
Usted además no tiene manager ni nadie que le vea las campañas, ¿por qué?
“Nunca he tenido experiencia con managers, pero siento que se pierde un poco el trato personal que uno tiene con las marcas. Todavía no necesito a alguien que me abra puertas, por ende tener un manager sólo sería para negociar y he visto que igual es un poco engorroso el tema de tratar con terceras personas y además está el tema de que le tendría que pagar un porcentaje. Creo que me gusta mi pago completito. Probablemente un manager me negociaría mucho mejor, pero creo que los valores que tengo están bien y no me sentiría cómoda cobrando más”.
Su look, su pelo, su piel encarna un arquetipo muy particular, ¿no?
“Creo que tengo cosas que me hacen muy caricaturesca y puedo exagerarlo entre comillas, pero me gusta también, porque he escuchado como ‘ay, esa chaqueta es muy Ropero Paula’, y me encanta porque al final logré tener una marca, un sello y que alguien vea una prenda o un maquillaje y digan que es muy yo”.
¿Podría vender arena en el desierto?
“No lo sé. Sería un desafío, pero me encantaría porque te juro que me encantan las ventas. Por mí estaría en una tienda, las ventas son algo que me mueve demasiado”.
“Construyó una tendencia respecto a cómo se viste”, resaltan de Paula Fernández.
Autor(es):
WILHELM KRAUSE

Página:
40

Recorte

Contexto


Página:
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